por John Palmer*
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Los wichí le asignan identidad cultural a su territorio al darle nombres a la tierra. Otorgan distintos topónimos a los sitios significativos del entorno, lo cual convierte al espacio en un territorio culturalmente organizado. Un “topónimo” es un nombre propio de lugar.
En promedio, las tierras ocupadas por una comunidad wichí abarcan tradicionalmente un área de 100km2 que disponen de unos cuarenta topónimos. Además de la identificación cultural del territorio, los nombres de los lugares sirven de referencia espacia y mapeo geográfico.
La lista de topónimos a continuación comprende un total de 952 nombres propios de lugares de tres regiones territoriales wichí:
1- Zlaqatahyi (‘Nuestra Selva’), que comprende el territorio ancestral de las comunidades wichí de la cuenca del río Itiyuro, de las cuales las principales son Hoktek T’oi, Qanohitaj, Holotaj y Mawo Zläthi. Abarca un área de aproximadamente 100.000 hectáreas.
2- Lhaka Honhat (‘Nuestra Tierra’), que comprende el territorio de unas 35 comunidades indígenas, principalmente wichí, de la cuenca del río Pilcomayo. Abarca un área de aproximadamente 500.000 hectáreas ubicadas sobre la margen sur del curso medio del río.
3- Las tierras wichí del curso medio inferior del río Bermejo (los topónimos de esta zona fueron recogidos por el antropólogo José Braunstein (1993).
Los topónimos wichí se dividen en dos clases: los auspiciosos y los funestos. Los primeros destacan lo que los wichí perciben como características positivas del medio natural y social, y transmiten una imagen del mundo en orden. Los segundos, los topónimos funestos, detallan características negativas de donde emerge una visión del mundo en crisis. De los 952 nombres de lugares listados, un 37% son topónimos auspiciosos y un 56% son funestos. El 7% restante conforma un grupo neutro que identifica fenómenos naturales cuyo interés radica en ser excepcionales o atípicos por su aspecto o comportamiento. La tendencia a emplear topónimos funestos puede ser interpretada como una mayor preocupación por los indicios de crisis natural y cultural reflejada en la cartografía oral.
La elección del nombre está motivada por alguna característica o comportamientode un elemento o fenómeno de referencia para el reconocimiento del lugar. Esos elementos o fenómenos de referencia suelen pertenecer al ámbito natural (el entorno inorgánico, los recursos hídricos o la flora y la fauna) y el ámbito cultural (la vida social -p.ej., ciertos acontecimientos que salen de lo común, actividades sociales cotidianas desarrolladas en un lugar atípico-, o la vida económica -p.ej., la cosecha y el consumo de alimentos o el trabajo de obraje a partir de la invasión hispano-criolla en el área). Esto es así tanto para lostopónimos auspiciosos como para los funestos.
Por último, en general los wichí no dan nombres distintos a sus aldeas. Tradicionalmente, las comunidades variaban en cuanto a su tamaño y ubicación según las estaciones del año. Los asentamientos resultan conspicuos sólo cuando se apartan de este patrón, p.ej., cuando son inusualmente permanentes (“Lugar de Retorno”, “La Llegada”) o inusualmente permanentes (“El campamento”). En definitiva, “dar nombres a la tierra” es un proceso mediante el cual los wichí convierten el espacio físico natural en un territorio culturalmente homogéneo.
*Un estudio acabo de los topónimos puede encontrarse en Palmer, J. (2005). La buena voluntad wichí. Una espiritualidad indígena. Buenos Aires: Grupo de trabajo Ruta 81.
[**] Palmer, J. (2014). “Topónimos wichí”. Publicación online disponible en: http://www.lenguawichi.com.ar/cultura/toponimos-wichi
*Un estudio acabado sobre los topónimos puede encontrarse en Palmer, J. (2005). La buena voluntad wichí. Una espiritualidad indíge. Buenos Aires: Grupo de trabajo Ruta 81.
[**] Palmer, John (2014). “Topónimos wichí”. Publicación online disponible en: http://www.lenguawichi.com.ar/cultura/toponimos-wichi
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